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RUDOLF BAHRO y la crítica al socialismo realmente existente vis­to por RUBEN JARAMILLO Y DARIO BOTERO. 

“Las manifestaciones de inconformidad en los países socialistas, buscan reencontrar el sentido humanista y

libertario de la Filosofía socialista, olvidado y a veces pisoteado por los estados fuertes que se han desarrollado en esos países”.

Las críticas más fuertes hechas por los gobiernos capitalistas a los países socialistas se refieren a la falta de una real de­mocracia y al burocratismo de esos países. De la amplificación y distorsión de esa problemática se han encargado las agencias transnacionales de información (UPI, AP, AFP, REUTER, etc.), que escasamente divulgan los logros alcanzados­ en otros campos por esos países “satélites” de la Unión Soviética, pero si están atentos a agigantar y ridiculizar las fallas y errores que aquellos cometan. La información diaria que nos llega de esos países está filtrada por los objetivos políticos que tienen esas agencias, que buscan a todo trance pregonar el fracaso del socialismo, intimidar con la abolición de la libertad individual en ese sistema, e informar de toda manifestación de inconformidad ‘en esas sociedades corno un querer retornar al modo de organización capitalista. Realmente, los movimientos de protesta y critica en los países so­cialistas han sido planteados desde dentro de esa ideología, y no al contrario, como intenta hacer creer la información de esas agencias pro-occidentales de noticias. Precisamente, esas manifestaciones de descontento buscan es reencontrar el sentido humanista y libertario de la filosofía socialista, olvidado y a veces pisoteado por los estados fuertes que se han desarrollado en esos países, instituciones que son producto de la multiplicidad de problemas afrontados y de las agresio­nes del mundo capitalista. Para los movimientos latinoamericanos que luchan por el socialismo, y en especial para los colombianos, las enseñanzas son múltiples. Si bien estamos retrasados en relación con el resto de países que ya han con­seguido implantar gobiernos populares, por otro lado, estamos a la cabeza porque vamos a recorrer un camino al que ya le han quitado la maleza en su primer tramo. Y es que, si de algo estamos seguros, es del camino que vamos a tomar; de eso no hay duda.

Punto de Partida, con el ánimo de llevar a sus lectores temas de- actualidad, dialogo con dos destacados profesores de la Universidad Nacional, Darío Botero, catedrático de Filosofía en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas y Rubén Jaramillo, profesor del Departamento de Filosofía, acerca de los recientes hechos ocurridos en Polonia entre el sindicato Solidaridad y el gobierno de ese país, y en general, sobre el estado fuerte y centralizado que impera en los países socia­listas. Para esto, se tomó como consejero de cabecera el libro “La Alternativa” de Rudolf Barho, intelectual de la República Democrática Alemana, quien fue expulsado del partido comunista por sus críticas a lo que él ha llamado “el socia­lismo realmente existente”.

“NO ES NECESARIO SALIRSE DEL MARXISMO PARA LLEVAR A CABO LA REFLEX ION SOBRE SU CRISIS”

“EN POLONIA EL CATOLICISMO ES UNA FORMA DE IDENTIDAD NACIONAL QUE SE HA FORTALECIDO
COMO RESPUESTA AL INFLUJO SOVIETICO”

P.P.— R. Barho plantea implícitamente para Rusia la nece­sidad histórica del estado fuerte y centralizado, de corte salinista, como el empuje inicial para la construcción del verdadero socialismo. ¿Esto implica para América Latina la necesidad de estados fuertes como premisa para un socialis­mo nuestro?

R.J.— La reflexión de Barho descansa en buena parte en considerar las premisas muy desfavorables que encontraron los bolcheviques al triunfo de la revolución; Marx y Engels, y otros marxistas, se planteaban muchas dudes sobre las po­sibilidades de triunfo del socialismo en Rusia, el más atrasa­do de los países de Europa en esa época. En cuanto a la for­ma del estado, en 1905 los bolcheviques hablaban de una dictadura de obreros y campesinos, pero ni el mismo Lenin tenía en claro la idea del estado socialista; fue solamente hasta las famosas “Tesis de abril” de 1917 que Lenin rompiendo el desconcierto de los dirigentes del partido, pro­clama que todo el poder debe pasar a manos de los soviets o concejos (de obreros y soldados) y la revolución debe pasar a su segunda etapa, la socialista. Pero apenas unos días antes había recordado la condición atrasada de Rusia, en la estación del tren en Zúrich, al despedirse de los obre­ros suizos y los otros emigrados. Para Lenin, la revolución se encendería en el centro de Europa a consecuencia de la rusa, de tal modo que el proletariado de los países más de­sarrollados del occidente, al revolucionar las condiciones imperantes en ellos, estaría en condiciones de acudir en ayuda de ese país campesino y todavía que comenzaba a sacudirse del yugo despótico de los zares, al que se había articulado en los últimos 50 años el pujante desarrollo capitalista. Posteriormente debido al desastre económico que acompañó a la guerra civil y a la falta de abastecimientos, que condujo al. extremo de provocar la reaparición de la antropofagia,’ se introdujeron, con Ia NEP (Nueva Política Económica), elementos de Ia economía de mercado, con el propósito de atender a Ia solución de los problemas económicos. Por otro lado, el de­sangre de Ia elite de Ia clase obrera durante la guerra ci­vil, tiene que ver en algo con la burocracia que se desa­rrolla a partir de 1920; a.1a muerte de Lenin, en 1924, más del 80o/o de los militantes del partido obrero co­munista soviético habían ingresado después del triun­fo de la revolución. Es por esto que el sentido de Ia reflexión de Barho es realista, Ia revolución ocurre en un país donde no se habían cumplido ciertas etapas básicas de industrialización y modernización. De todos mo­dos, Ia tesis de Barho es que el socialismo ha sentado las bases sociales y materiales para una ulterior transformación.

En cuanto a si es correcto plantear para. América Lati­na un estado fuerte centralista, considero prematu­ro anticiparse a los hechos.

D.B.: Lo que muestra Barho es que se adapta el marxismo a las condiciones de un país atrasado que no estaba en posi­bilidades de construir el socialismo; Rusia era un país capi­talista incipiente con formes asiáticas de producción; allí el socialismo débil, cambiar su tarea histórica. En Rusia existía poca industria y el socialismo se propuso la tarea de Ia industrialización, por esto el leninismo y el estalinismo tien­den hacia un estado fuerte, porque eI estado asumió el pa­pel de una clase débil (Ia obrera), que no era capaz de des­truir las viejas formes sociales, económicas y culturales, y construir las premisas de Ia nueva sociedad,

En cuanto a América Latina, esto quiere decir que el es­tado debería ocupar el papel de una clase obrera fuerte, poderosa, con tradición política y una culture desarrolla­da, con conciencia de clase que no aparece como tal en es­tos países y que constituye sin embargo una premisa inelu­dible del socialismo. Nos debe enseñar también, que Ia dic­tadura del proletariado se ejerce sobre los restos de las vie­jas clases, y que no es una dictadura de un sector de clase sobre el resto de Ia sociedad, como ocurre en el socialismo realmente existente (SRE). Por esto en Estados Unidos, la clase obrera no comparte la idea de una dictadura del tipo Unión Soviética, como anota Marcuse.

P.P.— Qué importancia tiene para los países dependientes y subdesarrollados la crítica de Barho al socialismo realmen­te existente?

R.J.— La crítica está integrada a una tarea teórica, y esta es elaborar, de acuerdo con las categorías universa­les del materialismo una teoría de Ia revolución y del desa­rrollo de la revolución que se adecue a las circunstancias específicas de cada Pals, en repensar el marxismo sin nece­sariamente referirlo a Ia doctrina oficial de un estado; esto hace lógicamente más genuino el esfuerzo. La reflexión marxista sobre el marxismo, necesariamente pasa por con­siderar todo el proceso, sin vincutarlo inmediatamente co­ma un acto de obediencia ortodoxa at trabajo teórico de: aria determinada sociedad; esto fue lo que sucedi6 con la Tercera Internacional. Con los famosos 14 puntos para afiliar a los partidos nacionales a la internacional comunis­ta se estaba supeditando el trabajo teórico y político a la dirección quo estaba ubicada en Moscú “.1. Esto tuvo conse­cuencias graves, porque las condiciones específicas del pro­letariado español, italiano o alemán eran diferentes, y la subordinación es un acto de disciplina no siempre repercutía en una claridad teórica para la acción. En ese sentido la crisis es sane (Althusser), y no es necesario salirse del marxis­mo para llevar a cabo la reflexión sobre su crisis (Gramsci).

En relación con los países dependientes, se ha aprendido que solo a partir de un análisis cuidadoso de la realidad nacional, de sus particularidades regionales, sociales, históricas, etc., se puede llegar a la conciencia de que necesita Ia teoría revolucionaria.

D.B.– En mi concepto, supera todas as criticas anteriores (Bethelheim, Mandel). Se esfuerza por crear las categorías para pensar en una sociedad nueva; las críticas tradicionales pretendían reducir el socialismo al capitalismo y Barho tie­ne en cuenta la especificidad de los países europeos orienta­les con gobiernos populares. Tal vez lo más importante es que el SRE no ha logrado crear una cultura, unas metas propias; por eso actualmente la Unión Soviética se esfuer­za por alcanzar patrones consumistas al estilo de los de Estados Unidos o Europa Occidental. No se han creado patrones de consumo distintos, parámetros nuevos y sin­gulares, nuevas formas culturales.

Según Barho, los países con SRE son más justos e igualita­rios, y se han superado las formas más aberrantes de Ia explotación; allí todos los hombres tienen vida útil, con salud y educación, pero sin embargo se ha avanzado poco en Ia socialización. Se ha desarrollado una compleja estructura de clases, que aunque no es antagónica, si impide el avance hacia la verdadera socialización. 

En cuanto a la importancia para los países atrasados de Ia critica de Barho, sugiere que las experiencias del socialis­mo europeo, asiático o cubano no se deben repetir; hay que crear formas de transici6n que a la vez que garanticen la abolición de Ia explotación, sin patrones capitalistas como lo están haciendo ahora China y la Unión Soviética, también sean capaces de liberar al hombre en el sentido mar­xista.

P.P.— ¿Como se explica que siendo el marxismo una concepción materialista del mundo, después de más de 20 años de socialismo en Polonia, el 99% de la población salga a recibir al Papa Juan Pablo II?

D.B.— El caso de Polonia es el más elocuente de la incapa­cidad del SRE; Ia burocracia del partido denuncia a los tra­bajadores, al proletariado real, como enemigo del socialis­mo, mientras ella se proclama, los funcionarios del estado, como guardianes del socialismo verdadero.

En Polonia el catolicismo es una forma de identidad nacio­nal que se ha fortalecido como respuesta al influjo soviético. Barho predijo la explosión del problema; el opina que Polonia, Checoslovaquia, Hungría y Alemania Oriental, son países que tienden a plantear contradicciones con la Unión Soviética porque son naciones que alcanzaron un desarrollo capitalista importante, con una tradición cultural europea, en cambio, Ia U.R.S.S. tiene una cultura asiática.

R.J.— Kolokowsky, un intelectual polaco destituido de la universidad dice en un artículo reciente traducido por la revista “Pluma”, que las clases derrotadas en Polonia y en otros países de Europa Oriental han querido hacer de Ia religión una bandera contra el socialismo; el catolicismo en estos países siempre estuvo muy ligado a los terratenientes, a las clases señoriales. Por eso el problema debe abordarse con mucha precisión. No se puede pensar que toda la oposición al gobierno polaco proviene de los obreros, sino que también proviene de sectores que se han visto afectados por las nacionalizaciones y Ia expropiación de la tierra. Es­tos sectores fueron alentados contra el gobierno socialista por los países occidentales inmediatamente después de la terminación de la segunda guerra mundial. Ahora, lo que nosotros no sabíamos es que en el interior del catolicismo polaco también se ha dado una división entre sectores ultramontanos y sectores que asumiendo una actitud crítica frente a los errores del grupo dirigente no están invo­cando ese catolicismo señorial.  

El problema del cristianismo en general es muy complejo, y hay que considerarlo con muchos matices. En América La­tina el cristianismo es en general una fuerza revolucionaria, como lo es en Irlanda del Norte; de todos modos, no puede haber una solución del problema polaco que no pase por un diálogo con los creyentes; no se pueden ignorar, se debe res­petar el derecho a los cultos. Lo que si pongo en duda es el que 99% del pueblo polaco haya salido a recibir al Papa, es una exageración. Lo digo con mucho respeto por el Papa a quien considero un conservador, no solo respecto de Juan XXIII, sino de Paulo VI. No se debe olvidar que las posibili­dades de un diálogo entre el gobierno polaco y los obreros han sido favorecidas por la jerarquía eclesiástica. Hay que recordar que ésta en sus pastorales ha exhortado a los obre­ros a no llegar a un punto del cual no hay regreso, y eso puede ser inclusive muestra de realismo político por parte de Ia Iglesia.

P.P.— Kuron ideólogo del K.O.R. (Comités de Autodefensa Obrera) aparato político del sindicato “Solidaridad”, exige a las autoridades polacas ampliar la capacidad de consumo del pueblo polaco. ¿Esto esto un retroceso hacia posiciones liberales consumistas?

R.J.— No conozco este tema muy bien, y no me gusta hablar de las cosas que no conozco. De todos modos, la crisis polaca evidencia que el socialismo se ha consolidado lo suficiente como para permitir en el interior del, país una confrontación – negociación entre los grupos dirigentes del partido y la clase obrera. Me parece que en este caso hay ra­zones para el enfrentamiento porque algunos miembros de Ia clase dirigente polaca llevaban una vida suntuaria: es el caso del exdirector de la T.V. quien fue obligado a renun­ciar por las denuncias que le hicieron. Lo que, si es cierto, es que un obrero polaco tiene un nivel de vida 2 o 3 veces superior al de un obrero colombiano.

D.B.— En principio el marxismo no se opone a que la gente viva bien o alcance un nivel de vida alto, se opone es a las formas de explotación. El socialismo se opone es que más allá de la satisfacción de las necesidades materiales y cultu­rales, los propósitos de Ia sociedad humana para desarrollar una comunidad que no busca el bienestar de sus miembros, sino satisfacer las ansias de poder y ganancias de las transnacionales y de los capitalistas en general, quienes por

se desvíen medio de los aparatos masivos de información crean ne­cesidades que no son reales sino inducidas. En el socialismo no tiene por qué crearse ese tipo de necesidades. Lo que pa­sa en el S.R.E. es que no se ha alcanzado patrones de consu­mo necesarios para satisfacer las comodidades de Ia vida hu­mana. Barho dice que en S.R.E, no se ha creado una forma nueva de desarrollo humano, con una dirección nueva, para que el hombre no persiga los patrones de consumo del capitalismo desarrollado. •

P.P. Adam Shaff fue expulsado del partido comunista po­laco donde hacia parte del comité central por oponerse a la invasión de Checoslovaquia y también por hacer una crítica a la burocracia en un artículo titulado “La alienación del socialismo realmente existente” aproximadamente 15 ó 20 años antes que Lech Walesa organizara el sindicato “Solida­ridad”. ¿Será que el marxismo que practica la burocracia de los partidos ortodoxos se ha desviado de la teoría mar­xista o fue la doctrina de Marx la que se desvió de la buro­cracia?

R.J.— No se puede plantear muy precisamente Ia relación Marx y burocracia, porque aquel no tuvo una experiencia administrativa en Ia construcción del socialismo. Marx fue un te6rico de Ia lucha de clases; por eso no entiendo Ia 2a. parte de la pregunta. En cuanto a Ia primera parte de la pregunta, ha sido siempre una constante en estos países la relación conflictiva de los intelectuales marxistas con los grupos dirigentes de las democracias populares; hay otros casos como el de Kosik y Patoka (Checos) y el de Kola­kowsky en Polonia; creo que la circunstancia precaria, el aislamiento de Ia primera república socialista, la guerra civil, la invasión. de los ejércitos de los paises capitalistas europeos y el cerco imperialista, todo esto creó una acti­tud casi paranoide en los grupos dirigentes, casi justifica­da frente a las posibilidades de una contrarrevolución. Durante el periodo de Stalin esta actitud se elevó a acti­tud oficial del estado frente a los intelectuales no alinea­dos con las directrices del partido.

Por otro lado, la política cultural de la época de Stalin es­tuvo siempre dirigida por personas mediocres que cum­plían tareas administrativas y nunca se confió a intelec­tuales importantes (quienes generalmente caían en desgra­cia, como fue el caso del editor de las obras completas de Marx y Engels, David Riazanov).

D.B.— Desde luego que la práctica de los partidos stalinis­tas ortodoxos se ‘ha desviado de Ia teoría marxista. Los par­tidos de corte stalinista no tienen nada que ver con el proce­so hacia la construcci6n del socialismo, de una sociedad no explotadora, desalineada, libertaria, como era el propósito de Marx y por el contrario se ha creado un régimen totali­tario de policía que impide la expresión de las más elemen­tales formas culturales; por eso en los países del S.R.E. no hay una producción cultural importante, por eso ha desapa­recido la gran literatura, porque se exige a la creación, se exige al arte que desarrolle los propósitos de la línea del partido, que desarrolle los propósitos de los cuadros del par­tido, que desarrolle los propósitos de los comisarios políticos. El arte regimentado, reglamentado de esta manera, muere. Platón decía que si se lograba reglamentar total­mente el arte, Ia vida ya entonces difícil de vivir, seria en ese momento imposible; pues esto es lo que han realizado los países del S.R.E., que han castrado casi totalmente la creatividad humana, mientras han realizado, como decíamos antes, sociedades relativamente más justas que las so­ciedades capitalistas han acabado con la posibilidad de creación artísticas y cultural, con las expresiones de las contradicciones sociales. Por eso estas sociedades no han podido avanzar, porque se han metido en un proceso de unanimismo, en un proceso en el cual no es posible que surjan las contradicciones, todas las posibilidades de organización, que se realicen las críticas a los procesos.

Hay un grupo privilegiado, una nueva clase que detenta el poder y que se arroga el derecho a pensar por todo el pue­blo y a decidir qué es lo conveniente para toda Ia sociedad. Hay una crítica muy interesante de Barho respecto a la planificación socialista; es muy diciente que los economistas hayan desaparecido de la dirección económica en los países de Europa Oriental, siendo reemplazados por los ingenie­ros, lo cual indica que se han dejado a un lado los aspectos cualitativos para solo fijarse en los cuantitativos, es decir, un resultado más elocuente del sentido de lo que no es el marxismo no puede haber, la ciencia soviética no tiene na­da que ver con Marx sino tiene que ver con Ia ciencia estruc­tural funcionalista y positivista de los E.E.U.U. y de Euro­pa Occidental.

P.P.— Barho en su crítica al socialismo realmente existente le está dando la razón a Trotsky y a Bakunin?

R.J.— Yo no creo que se pueda responder a una pregunta tan escueta con una contestación escueta. Tendríamos que detenernos primero en la polémica de Bakunin con Marx, detenernos en el desarrollo de Ia polémica de Trotsky con

Lenin entre 1903-1917, tendríamos que considerar Ia pole-mica de los años 20, el escrito de Trosky sobre “Los proble­mas de la vida cotidiana” por ejemplo; Ia polémica con el ala derecha del partido (Bujarin), y luego el enfrentamiento de Stalin con la izquierda.

D.B.— Desde luego que la práctica de los partidos stalinis­tas ortodoxos se ‘ha desviado de Ia teoría marxista. Los par­tidos de corte stalinista no tienen nada que ver con el proce­so hacia la construcci6n del socialismo, de una sociedad no explotadora, desalineada, libertaria, como era el propósito de Marx y por el contrario se ha creado un régimen totali­tario de policía que impide la expresión de las más elemen­tales formas culturales; por eso en los países del S.R.E. no hay una producción cultural importante, por eso ha desapa­recido la gran literatura, porque se exige a la creación, se exige al arte que desarrolle los propósitos de la línea del partido, que desarrolle los propósitos de los cuadros del par­tido, que desarrolle los propósitos de los comisarios políticos. El arte regimentado, reglamentado de esta manera, muere. Platón decía que si se lograba reglamentar total­mente el arte, Ia vida ya entonces difícil de vivir, seria en ese momento imposible; pues esto es lo que han realizado los países del S.R.E., que han castrado casi totalmente la creatividad humana, mientras han realizado, como decíamos antes, sociedades relativamente más justas que las so­ciedades capitalistas han acabado con la posibilidad de creación artísticas y cultural, con las expresiones de las contradicciones sociales. Por eso estas sociedades no han podido avanzar, porque se han metido en un proceso de unanimismo, en un proceso en el cual no es posible que surjan las contradicciones, todas las posibilidades de organización, que se realicen las críticas a los procesos.

Hay un grupo privilegiado, una nueva clase que detenta el poder y que se arroga el derecho a pensar por todo el pue­blo y a decidir qué es lo conveniente para toda Ia sociedad. Hay una crítica muy interesante de Barho respecto a la planificación socialista; es muy diciente que los economistas hayan desaparecido de la dirección económica en los países de Europa Oriental, siendo reemplazados por los ingenie­ros, lo cual indica que se han dejado a un lado los aspectos cualitativos para solo fijarse en los cuantitativos, es decir, un resultado más elocuente del sentido de lo que no es el marxismo no puede haber, la ciencia soviética no tiene na­da que ver con Marx sino tiene que ver con Ia ciencia estruc­tural funcionalista y positivista de los E.E.U.U. y de Euro­pa Occidental.

P.P.— Barho en su crítica al socialismo realmente existente le está dando la razón a Trotsky y a Bakunin?

R.J.— Yo no creo que se pueda responder a una pregunta tan escueta con una contestación escueta. Tendríamos que detenernos primero en la polémica de Bakunin con Marx, detenernos en el desarrollo de Ia polémica de Trotsky con

Lenin entre 1903-1917, tendríamos que considerar Ia pole-mica de los años 20, el escrito de Trosky sobre “Los proble­mas de la vida cotidiana” por ejemplo; Ia polémica con el ala derecha del partido (Bujarin), y luego el enfrentamiento de Stalin con la izquierda.

En todo caso si se plantea Ia pregunta, habría que hacerla incluyendo la discusión entre los trotskistas y Ia oposición bolchevique de izquierda frente al aplastamiento de Crons­tandt, que fue dirigido por Trotsky. Si se ha de hacer la reflexión con suficiente honestidad habría que hacerse una reflexión más cuidadosa, que consista en salirse del dilema: que Stalin no tenía la razón, pero si Ia tenía Trotsky.

D.B.— Bueno, estas son dos preguntas porque hay que diferenciar claramente la línea de Trotsky de la de Bakunin, si bien es cierto que tienen aspectos que reivindican los anhe­los libertarios del marxismo, esencial y fundamentalmente del marxismo. En cuanto a Ia critica de Trotsky caracteriza fundamentalmente la formación social soviética como un socialismo degenerado y burocratizado y se niega a pensar que la revolución pudiera tomar un camino diferente al del socialismo, Barho parte de crear una categoría fundamental, es la que constata que evidentemente no se ha creado eI so­cialismo en la U.R.S.S. ni en ninguno de los países de Eu­ropa Oriental, que si bien se expropiaron, como dije antes, los bienes a los capitalistas no se han creado formas de po­der popular que permita al pueblo asumir directamente el poder que se va a arrancar al Estado, es decir que el estado vaya perdiendo su poder que lo va adquiriendo el pueblo. Pero en los estados de Europa Oriental, el estado es cada vez más fuerte y el pueblo menos poderoso. Con respecto a Bakunin, Barho plantea Ia exigencia de que eI marxismo o el socialismo realmente existente vaya hacia Ia abolición del estado antes del derrumbe total del capitalismo. La crítica de Barho es a mi juicio Ia más completa que se ha realizado de los paises del socialismo realmente existente, podemos decir a este respecto que, la crítica de Trotsky, habiendo sido la primera y muy importante históricamen­te, hoy es insuficiente para explicar el problema de los países del llamado socialismo realmente existente o del protosocialismo.

Para Punto de Partida realizaron la entrevista:

  • Numas Gil Olivera
  • Mauricio Romero
  • Pedro Felipe Fernández