Por Luz Helena Cordero Villamizar

La poesía siempre nos remite a su estado primigenio y esencial: la música. Alfabeto del aire, cadencia, armonía. Al oído sopla el susurro del viento, el toque del tambor o de la quena, el roce del amor, el poema hecho canto que llama al sueño, que abre la puerta a la imaginación, a la magia, al sosiego. Bastan una voz, un vaivén en la cuna, la hamaca o el regazo, y las dulces palabras que invitan al reposo.

Las nanas, ese híbrido entre la canción y el poema, han sido creadas en todas las culturas, en la noche de todos los tiempos, y se han transmitido de boca en oído, de arrullo en caricia. Su autoría es colectiva y claramente femenina. En la nana se produce el encuentro mágico de la voz, la melodía, las palabras, la ternura y el movimiento de balanceo…

[Para leer el texto completo pinche el siguiente enlace]

PALABRAS QUE ARRULLAN

La poesía siempre nos remite a su estado primigenio y esencial: la música. Alfabeto del aire, cadencia, armonía. Al oído sopla el susurro del viento, el toque del tambor o de la quena, el roce del amor, el poema hecho canto que llama al sueño, que abre la puerta a la imaginación, a la magia, al sosiego. Bastan una voz, un vaivén en la cuna, la hamaca o el regazo, y las dulces palabras que invitan al reposo.

Las nanas, ese híbrido entre la canción y el poema, han sido creadas en todas las culturas, en la noche de todos los tiempos, y se han transmitido de boca en oído, de arrullo en caricia. Su autoría es colectiva y claramente femenina. En la nana se produce el encuentro mágico de la voz, la melodía, las palabras, la ternura y el movimiento de balanceo. Federico García Lorca veía en ellas también su carácter poético –representado por las hadas– y un trasfondo de tristeza. En su memorable conferencia sobre las canciones de cuna españolas, el poeta granadino se preguntaba ¿por qué se «ha reservado para llamar al sueño del niño lo más sangrante, lo menos adecuado para su delicada sensibilidad?» ¿Por qué las mujeres «dan a sus hijos este pan melancólico», junto a los compases y a los silencios?

Su respuesta es que las madres sienten la necesidad de introducir a los niños en «la realidad cruda» y, junto a los temas agradables, le infiltran «el dramatismo del mundo», «la médula del país». Lo dice así:

No debemos olvidar que la canción de cuna está inventada (y sus textos lo expresan) por las pobres mujeres cuyos niños son para ellas una carga, una cruz pesada con la cual muchas veces no pueden. Cada hijo, en vez de ser una alegría, es una pesadumbre y, naturalmente, no pueden dejar de cantarles, aun en medio de su amor, su desgana de la vida.

Una dura verdad que sigue vigente. A menudo en las nanas las madres se refieren a los oficios pendientes, al abandono del padre o al maltrato del marido: Duérmete, mi niño,/que tengo que hacer,/ lavar los pañales/ y hacer de comer. En este canto de Zully Murillo, se mencionan los duros trabajos de la mujer y la dificultad para dormir al chiquillo:

Dormite, por Dios, dormite

Y hacele caso a tu mama…

Dormite, por Dios, dormite

mañana tengo trabajo

ir a la mina, cortar leña

sembrar, recoger racimos,

pescar, luego ir a vende´al mercado

Caramba, yo estoy cansada, mi niño…

[Para oír la canción completa, bellamente interpretada por Marta Gómez y animada por J. Nicolás Bernal [Nicóv Botelladearroz], por favor siga el vínculo: “Dormite, Canción de Marta Gómez Compositora Zully Murillo” en el canal de Nicov Botelladearroz]. https://youtu.be/3Oon3yU7DkM

Algunas canciones de cuna evocan personajes que provocan miedo como “el coco”, el duende, o un loco. Se mencionan posibles amenazas o daños que pueden ocurrir al niño si no duerme. En las nanas de tradición afroamericana se emplea el habla popular y allí se mencionan personajes que asustan, como lo hace Emilio Ballagas en su bello poema: «Si no calla bemba, / te vá dá e´gran sutto./ Te vá llevá e´loco / dentre su macuto. / No la mata e güira / te ñama sijú, / Condío en la puetta / etá e´tatajú…» Otras tienen escenas surreales, o traen a colación seres fantásticos. Para Gabriela Mistral las nanas son también un coloquio de la madre con su alma, «una manera de hablar consigo misma meciendo al hijo» y mientras le canta se arrulla a sí misma.

Dulces e inolvidables composiciones musicales resuenan en la tradición popular. Cómo olvidar las berceuses de Chopin, Saint-Saëns, Fauré o Liszt, les lullabies franceses y las canzonettas italianas que siguen marcando los recuerdos musicales de tantas generaciones por medio de flautas, cajas de música y rollos de pianola, discos compactos o las listas de reproducción actuales, con sus sencillas melodías, siempre llamando el sueño infantil. Qué decir de las bellas canciones rusas o españolas, los muy finos versos árabes y judíos, los arrullos del Pacífico o el Caribe latinoamericano, que seguirán sonando de manera persistente.

Invoco la voz de la siempre querida soprano catalana Monserrat Figueras (1942-2011) quien hizo una selección de nanas tradicionales, interpretadas con el virtuosismo de Hespèrion XXI. Dos ejemplos son:

Ambos registros hacen parte del álbum “Ninna Nanna (ca. 1500-2002)”, Alia Vox – AV 9826, Colección Músicas del mundo, 2002. Copyright fonográfico ℗ Alia Vox, Hecho por Sony DADC Austria AG. Disponible en Youtube, Spotify y otras plataformas gratuitas de música.

Muchos poetas han cultivado y fortalecido las nanas como género literario. Les han agregado lirismo, belleza, ingenio, magia, humor, dolor. Algunas hieren en un susurro de cosas tristes, como cuando se pretende dormir al niño muerto. Otros poetas las cantan a los adultos que necesitan su arrullo y su consuelo, pues las canciones de cuna ahuyentan el llanto y alejan la muerte. Aquí hay una selección de nanas de diferentes autores, tiempos y lugares. Que venga el sueño y nos encuentre dormidos.

En esta entrada he querido compartir pequeñas piezas musicales: las nanas o canciones de cuna. Como tema universal, la riqueza, belleza y diversidad de trabajos artísticos es notoria. Pueden encontrar el vínculo a algunas melodías en el texto anterior.

La ilustración de entrada se titula “Dos niños durmiendo” de Peter Paul Rubens [ca. 1612-13], óleo sobre tela expuesto en Museo Nacional de Arte Occidental en Tokyo, Japón. [50,5 cm x 65,5 cm]. Imagen de dominio público.

DORMIDA Gabriela Mistral. (Vicuña - Chile, 1889 – Nueva York, EUA, 1957)

Meciendo mi carne,

meciendo a mi hijo,

voy moliendo el mundo

con mis pulsos vivos.

 

El mundo, de brazos

de mujer molido,

se me va volviendo

vaho blanquecino.

 

El bulto del mundo,

por vigas y vidrios,

entra hasta mi cuarto,

cubre madre y niño.

 

Son todos los cerros

y todos los ríos,

todo lo creado,

todo lo nacido…

 

Yo mezo, yo mezo

y veo perdido

cuerpo que me dieron,

lleno de sentidos.

 

Ahora no veo

ni cuna ni niño,

y el mundo me tengo

por desvanecido…

 

¡Grito a Quien me ha dado

el mundo y el hijo,

y despierto entonces

de mi propio grito!

 

***

Tomado de: “Libro de nanas”. Selección de Herrín Hidalgo. Ilustraciones de Noemí Villamuza. Media Vaca. Valencia, 2004.

NANAS María Elena Walsh. (Villa Sarmiento - Argentina, 1930 – Buenos Aires, 2011)

Pajarito que duermes

en la laguna,

no despiertes al niño

que está en la cuna.

A dormir va la rosa

de los rosales.

A dormir va mi niño

porque ya es tarde.

Pajarito que cantas

junto a la fuente

cállate que mi niño

no se despierte. 

***

Tomado de: “Versos tradicionales para cebollitas”. Editorial Alfaguara, Buenos Aires, 2013.

NANA AL NIÑO QUE NACIÓ MUERTO. Gloria Fuertes (Madrid, 1917 – 1998)

Original persona pequeñita

que al contrario de todos

no has nacido.

Vívete niño, vívee

que viene el Coco

y se lleva a los niños

que viven poco.

Late un momento rey

–la madre dice–

deja que me dé tiempo

a que te bautice.

Te iba a poner Tomás,

y ya te vas.

¿Para qué habrás venido

Sin más ni más?

¡Qué frío tienes hijo

sin un temblor,

creo que dentro estabas

mucho mejor!

–en el lago de llanto

de tu madre

jugabas en la orilla…–

¡Que el demonio se lleve

tu canastilla!

–Tiene ojos de listo,

es un pequeño sabio,

–y otra vecina dijo:

de buena se ha librado.

Pequeño criminal

dulce adversario

–sin nacer ni morir

a tu madre has matado–,

mientras tú,

mi niño indiferente

ni blanco ni negro

mientras tú

échate un sueño largo

mi niño azul.

 

***

Tomado de: “Libro de nanas”. Selección de Herrín Hidalgo. Ilustraciones de Noemí Villamuza. Media Vaca. Valencia, 2004.

CANCIÓN DE CUNA (A MERCEDES MUERTA). Federico García Lorca. (Fuente Vaqueros -Granada - España, 1898 - camino de Víznar a Alfacar, Granada, 1936)

Ya te vemos dormida.

Tu barca es de madera por la orilla.

 

Blanca princesa de nunca.

¡Duerme por la noche oscura!

Cuerpo y tierra de nieve.

Duerme por el alba, ¡duerme!

 

Ya te alejas dormida.

¡Tu barca es bruma, sueño, por la orilla! 

***

Tomado de: “Libro de nanas”. Selección de Herrín Hidalgo. Ilustraciones de Noemí Villamuza. Media Vaca. Valencia, 2004.

En la vasta obra del muralista mexicano Diego Rivera siempre estuvieron presentes escenas de maternidad.  Esta “Madre e hijo” es apenas una de las bellas e impactantes escenas compuestas para sus murales. Imagen de dominio público.

“Niña arrodillada junto a una cuna” [1883] de Vincent Van Gogh es un dibujo a lápiz, tiza, acuarela, sobre papel [48,0 cm x 32,3 cm] expuesto en el Museo Van Gogh, Ámsterdam (Fundación Vincent Van Gogh). Imagen de dominio público.

NANAS DE LA CEBOLLA. Miguel Hernández (Orihuela - España, 1910 – Alicante, 1942)

La cebolla es escarcha

cerrada y pobre.

Escarcha de tus días

y de mis noches.

Hambre y cebolla,

hielo negro y escarcha

grande y redonda.

 

En la cuna del hambre

mi niño estaba.

Con sangre de cebolla

se amamantaba.

Pero tu sangre

escarchada de azúcar,

cebolla y hambre.

 

Una mujer morena

resuelta en luna,

se derrama hilo a hilo

sobre la cuna.

Ríete, niño,

que te tragas la luna

cuando es preciso.

 

Alondra de mi casa,

ríete mucho.

Es tu risa en los ojos

la luz del mundo.

Ríete tanto

que en el alma, al oírte,

bata el espacio.

 

Tu risa me hace libre,

me pone alas.

Soledades me quita,

cárcel me arranca.

Boca que vuela,

corazón que en tus labios

relampaguea.

 

Es tu risa la espada

más victoriosa,

vencedor de las flores

y las alondras.

Rival del sol.

Porvenir de mis huesos

y de mi amor.

 

La carne aleteante,

súbito el párpado,

y el niño como nunca

coloreado.

¡Cuánto jilguero

se remonta, aletea,

desde tu cuerpo!

 

Desperté de ser niño:

Nunca despiertes.

Triste llevo la boca.

Ríete siempre.

Siempre en la cuna,

defendiendo la risa

pluma por pluma.

 

Ser de vuelo tan alto,

tan extendido,

que tu carne parece

cielo cernido.

¡Si yo pudiera

remontarme al origen

de tu carrera!

 

Al octavo mes ríes

con cinco azahares.

Con cinco diminutas

ferocidades.

Con cinco dientes

como cinco jazmines

adolescentes.

 

Frontera de los besos

serán mañana,

cuando en la dentadura

sientas un arma.

Sientas un fuego

correr dientes abajo

buscando el centro.

 

Vuela niño en la doble

luna del pecho:

él, triste de cebolla;

tú, satisfecho.

No te derrumbes.

No sepas lo que pasa

ni lo que ocurre.

***

Del libro “Cancionero y romancero de ausencias”. Tomado de: “Antología poética”. Espasa, Madrid, 2009.

LOS CINCO BURRITOS. Javier Villafañe (Buenos Aires - Argentina, 1919-1996)

¡Cómo se quedaron

los cinco burritos

al ver a la luna

dormida en el río!

 

¿Qué haremos con ella?

¿Con qué la cubrimos?

¿Con la arena fría?

¿Con el viento frío?

 

¡Cosas de la luna,

dormirse en el río!

 

¡Cómo la miraban

los cinco burritos!

 

La luna redonda

temblaba de frío.

 

Que duerma esta noche

junto con un niño.

 

Quien quiere la luna

debe estar dormido.

 

¡A dormir,

que los cinco burritos

ya están por venir!

¡A soñar,

que la luna redonda

ya está por llegar!

 

Cargaron la luna

los cinco burritos

y andando despacio

cruzaron el río.

 

Ya vienen bajando

por este camino.

 

Con la luna a cuestas

llegan los burritos.

 

Quien quiere la luna

debe estar dormido.

 

¡A dormir,

que los cinco burritos

ya están por venir!

¡A soñar,

que la luna redonda

está por llegar!

 

Junto con la luna

dormirá mi niño

y estarán velando

los cinco burritos.

***

Tomado de: “El Gallo Pinto y otros poemas”. Editorial Colihue, Buenos Aires, 2005.

CANCIÓN DE CUNA PARA DORMIR A UN PRESO. José Hierro (Madrid -España, 1922-2002)

La gaviota sobre el pinar.

(La mar resuena.)

Se acerca el sueño. Dormirás,

soñarás, aunque no lo quieras.

La gaviota sobre el pinar

goteando todo de estrellas.

 

Duerme. Ya tienes en tus manos

el azul de la noche inmensa.

No hay más que sombra. Arriba, luna.

Peter Pan por las alamedas.

Sobre ciervos de lomo verde

la niña ciega.

Ya tú eres hombre, ya te duermes,

mi amigo, ea…

 

Duerme, mi amigo. Vuela un cuervo

sobre la luna, y la degüella.

La mar está cerca de ti,

muerde tus piernas.

No es verdad que tú seas hombre;

eres un niño que no sueña.

No es verdad que tú hayas sufrido:

son cuentos tristes que te cuentan.

Duerme. La sombra toda es tuya,

mi amigo, ea…

 

Eres un niño que está serio.

Perdió la risa y no la encuentra.

Será que habrá caído al mar,

la habrá comido una ballena.

Duerme, mi amigo, que te acunen

campanillas y panderetas,

flautas de caña de son vago

amanecidas en la niebla.

 

No es verdad que te pese el alma.

El alma es aire y humo y seda.

La noche es vasta. Tiene espacios

para volar por donde quieras,

para llegar al alba y ver

las aguas frías que despiertan,

las rocas grises, como el casco

que tú llevabas a la guerra.

La noche es amplia, duerme, amigo,

mi amigo, ea…

 

La noche es bella, está desnuda,

no tiene límites ni rejas.

No es verdad que tú hayas sufrido,

son cuentos tristes que te cuentan.

Tú eres un niño que está triste,

eres un niño que no sueña.

Y la gaviota está esperando

para venir cuando te duermas.

Duerme, ya tienes en tus manos

el azul de la noche inmensa.

Duerme, mi amigo…

Ya se duerme

mi amigo, ea…

 

***

De: “Tierra sin nosotros” (1947). Tomado de: Antología poética (1936-1998). Austral poesía. Espasa Calpe. Madrid, 2009.

“Hortense Lactancia Materna Paul” [1872] es el nombre de este óleo sobre lienzo de Paul Cezanne. Imagen de dominio público, tomada de: https://es.artsdot.com/

PARA DORMIR A UN NEGRITO. Emilio Ballagas (Camagüey - Cuba, 1908- La Habana, 1954)

Dórmiti mi nengre,

dórmiti ningrito.

Caimito y merengue,

merengue y caimito.

 

Dórmiti mi nengre

mi nengre bonito.

¡Diente de merengue,

Bemba de caimito!

 

Cuando tu sia glandi

vá a sé bosiador…

Nengre de mi vida,

nengre de mi amor…

 

(Mi chiviricoqui,

chiviricocó…

¡Yo gualda pa tí

tajá de melón!)

 

si no calla bemba

y no limpia moco,

le vá abrí la puetta

a Visente e´loco.

 

Si no calla bemba,

te vá dá e´gran sutto.

Te vá llevá e´loco

dentre su macuto.

 

No la mata e güira

te ñama sijú,

Condío en la puetta

etá e´tatajú…

 

Dórmiti mi nengre,

Cara e bosiador,

nengre de mi vida,

nengre de mi amor.

 

Mi chiviricoco,

Chiviricoquito.

Caimito y merengue,

merengue y caimito.

 

A´ora yo te acuetta

la maca e papito

y te mese suave…

du´ce… depacito…

 

y mata la pugga

y epanta moquito

pa que droma bien

mi nengre bonito… 

***

Tomado de: “Libro de nanas”. Selección de Herrín Hidalgo. Ilustraciones de Noemí Villamuza. Media Vaca. Valencia, 2004.

NANA DE LA BRUJA BELLA. Alberto José Miyara (Rosario - Argentina 1960).

Duérmete, vida mía,

bajo la estrella,

que a media noche viene

la bruja bella.

 

Esta bruja es amiga

de los pequeños.

Las cosas que ellos piensan

las vuelve sueños.

 

Esta bruja no quiere

verlos despiertos

y cierra los ojitos

que encuentra abiertos.

 

No castiga a los niños,

no los asusta,

solo les cuenta el cuento

que les gusta.

 

Con ella todo el mundo

se dormirá

(Aunque a veces la ayudan

mamá y papá).

 

Es bruja pero es bella,

buena y aseada.

Le falta una varita

para ser hada.

***

Tomado de: “Poesía para chicos”. Varios autores. Alfaguara, Bueno Aires, 2003.

CANCIÓN DE CUNA. Emilia Ayarza (Bogotá, 1919 – Los Ángeles - EUA, 1966)

Que vas llegando mi niño.

Que estoy oyendo tu voz.

 

Mira pequeño la tarde

la he puesto rubia por ti.

Mira la luna segando

su gran trigal de luceros.

 

He dicho al agua que cante

sus canciones de rocío

y al aire que haga disfraces

de colombina a las hojas.

 

Sobre el colegio del mar

he puesto a pintar palotes

en pizarras de horizonte

a las manazas del viento.

 

La noche les dice cuentos

de luna a los manantiales;

la brisa les pone tildes

a las palabras de espuma.

 

En cartillas de rocío

están leyendo las flores

y ya contrajeron nupcias

la golondrina y el sol.

 

Que vas llegando mi niño

que estoy oyendo tu voz…

***

Tomado de: “Antología”. Editorial Magisterio. Bogotá, 2020.

NANA DE LA ADÚLTERA. José Agustín Goytisolo (Barcelona - España, 1928 – 1999)

No subas mi vida

no vengas ahora

que está en casa el padre

del niño que llora.

Ahora no

ahora no

ahora no amor mío

ahora no.

 

El padre se viste

para ir al cuartel.

Padre amante y niño

me matáis los tres.

Ahora no

ahora no

ahora no amor mío

ahora no.

 

Ya se fue el papón

ya puedes subir

mi niño se duerme

y yo estoy por ti

Ahora sí

ahora sí

ahora sí amor mío

ahora sí. 

***

Tomado de: “Libro de nanas”. Selección de Herrín Hidalgo. Ilustraciones de Noemí Villamuza. Media Vaca. Valencia, 2004.

 

La ilustración de cierre es del artista chino Cai Yushui, nacido en la provincia de Shandong, en 1963. “Madre e hijo” es un trabajo de tinta y color sobre papel, 104 x 72 cm. Bellos trabajos del mismo autor están disponibles en diversos portales de arte chino contemporáneo. Este es tomado de https://cuadernoderetazos.wordpress.com/pintura/cai-yushui/