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Por Luz Helena Cordero Villamizar

El poeta está inmerso en una vida histórica y de manera abierta o velada siempre se refiere a lo real. Con su expresión creativa interroga, cuestiona, resiste, propone, descubre, o solo sugiere. Algunas veces inventa o imagina otra realidad más grata y esperanzadora; otras, rechaza su contexto, lo lleva al paroxismo, lo combate con palabras como dagas.

Hay poemas que pasman, que sobrecogen, que maravillan; los hay que destilan inteligencia, compasión, y sorprenden en la sutil manera de embestir la realidad. Cada poema es único en su resonancia, no se deja encasillar y está destinado, de manera simultánea, a un interlocutor único y plural, a un tiempo específico y a todos los tiempos.

RAFAEL POMBO

(Bogotá, 1833 – 1912)

LUIS VIDALES

(Calarcá, 1900 – Bogotá, 1990)

NAZIM HIKMET

(Salónica, 1901 – Moscú, 1963)

Un sobrevuelo por miles de páginas de poesía escritas en Colombia nos muestra que muchos versos se han dedicado a contar, pintar y poner en cuestión hechos violentos coyunturales y el paisaje político. Es el caso del denominado poeta nacional, Rafael Pombo, quien utiliza su pluma para hacer una crítica abierta a los símbolos y a la historia patria, que para su época debió significarle animadversión. He aquí estos irónicos versos al bambuco.

EL BAMBUCO Aire y baile popular de Nueva Granada
I Para conjurar el tedio de este vivir tan maluco, Dios me depare un bambuco, y al punto, santo remedio.   Buena orquesta de bandola y una banda de morenas, de aquellas que son tan buenas que casi basta una sola.   ¡Y aquí de los granadinos! ¡Venga el cometa dragón! Veremos el encontrón sin dársenos tres cominos.   ¡Lejos Verdi, Auber, Mozart! son vuestros aires muy bellos, más no doy por todos ellos el aire de mi lugar. …………………………………..   II En un salón de palmares que vagando descubrí, su hechicera danza vi al compás de sus cantares.   Era una noche de aquellas noches de la patria mía, que bien pudieran ser día donde no hay noches como ellas.   El terciopelo mejor, al del cielo no igualaba, ni estrella alguna faltaba a esa gran cita de amor.   Oíanse los bramidos del Cauca y sus reventones, como enjambres de leones celosos o mal dormidos;   Y el aura circunvolante embalsamaba el lugar, de albahaca y de azahar, y de jazmín embriagante.   Ñapangas que por modelo las quisiera un escultor, giraban al resplandor de las lámparas del cielo.   III Cambió la situación: pronto sonó, enhoramala, la maldita generala de alarma y revolución.   Todos mis conciudadanos gozaron de su derecho de ir a atajar con el pecho las balas de sus hermanos.   Vi a mis pobres campesinos cambiados en dragonazos aprendiendo a machetazos los fueros neogranadinos;   Y a su lado en la pelea las heroicas voluntarias, esas dulces pasionarias de la danzante asamblea.   Entonces, entre el chischás de la lanza y el trabuco, del infalible bambuco vi el poder una vez más.   Bien puede estar sin ración el granadino soldado, y descalzo y trasnochado: eso entra en la diversión.   Después de veinte chubascos por páramos inclementes, cruzando a nado torrentes y rodando por peñascos.   Tras de una jornada impía que desjarretara a un perro, hecha en caminos de hierro de los que Adán conocía;   desde el gentil bogotano que aún al morir suelta un chiste hasta el indio humilde y triste que no abrió el catón cristiano, …………………………………………… *** Tomado de: “Poemas infantiles y otros poemas”. Colección Un libro por centavos Nº 80, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2012.

Rafael Pombo es más recordado por sus estrofas de Rin rin renacuajo, sus gatos bandidos, su viejecita tacaña o los ratones fiesteros, que todos aprendimos en la infancia, y no por sus versos de amor, por su ironía frente a la realidad de su tiempo o por sus posturas insumisas y escépticas. Su obra es miscelánea y dispersa. El poema “Los filibusteros” fue escrito en San José de Costa Rica en 1856 como denuncia de la invasión de los ejércitos norteamericanos a ese país. Hoy que se ha hecho tan común el facilismo en el género poético, que con tanta frecuencia se lanzan manotadas de palabras, sin ton ni son, sorprende el rigor métrico de Pombo para el insulto.

LOS FILIBUSTEROS
Venid a conquistarnos, vosotros, heces pútridas de las venales cárceles del libre Septentrión; venid, venid, apóstoles de la sin par república con el hachón del bárbaro y el rifle del ladrón.   Venid, venid, en nombre de Franklin y de Washington, bandidos que la horca con asco rechazó; venid a buscar títulos de Hernanes y de Césares descamisados prófugos sin leyes y sin Dios.   Venid hambrientos pájaros a entretejer con crímenes el nido para el águila que precediendo vais; venid, infecto vómito de la extranjera crápula, con la misión beatífica de americanizar.   Venid, dignos profetas, campeones beneméritos de vuestra sacratísima divina esclavitud; venid, héroes de industria, presente filantrópico del Septentrión prospérrimo a su pupilo el Sud.   Venid, robustos vástagos del tronco anglosajónico disforme, inmenso, atlético, gigante, colosal, de entrambos mundos árbitro y su infalible oráculo, colmo primero y último de perfección cabal.   Él os confió su lábaro y su creador espíritu, y para un nuevo Génesis pleno poder os dio mostrando entre los trópicos a vuestros ojos ávidos un trono sin un déspota, un cielo sin un Dios.   Y os dijo : «Ved meciéndose entre los dos océanos ese turbante mágico de un oriental Señor (1), cuajado de diamantes, rubíes, perlas, záfiros macizo de oro y plata reverberando al sol.   Esa es la ardiente zona de la buscada América, de la India el amoroso, fecundo corazón, del cinto de la tierra el broche opulentísimo, promesa de un futuro de plenitud y amor.   Es el jardín robado de la pagana fábula, el por Adán perdido y hallado por Colón, de un épico avariento el sueño mitológico, arca repleta siempre y abierta a la ambición.   Allí despliega el cielo magnificencia insólita y es la tierra su virgen en esplendor nupcial, y el hombre, de placeres en un banquete opíparo es feliz porque vive, no necesita más.   Allí el poeta duerme sobre la inútil cítara, y si vigila o sueña no sabe distinguir: ¿Qué son bajo ese cielo sus invenciones pálidas si es el mayor poeta naturaleza allí?   De leche y miel cargados allí veréis los árboles, y con cortezas de oro sus troncos blanquear, y oro doquier, depónenlo hasta los mismos pájaros y se alza en archipiélagos sobre el azul del mar (2).   Volad a esa áurea cuna colgada entre los trópicos do el porvenir del mundo se mece infante ya; entrad con el ropaje de inofensivos huéspedes llevando el rifle cómodo y el pérfido puñal.   Espiad la hora propicia, y a una señal del águila la empresa de exterminio sin lástima empezad, y sobre los cadáveres del posesor estúpido, la Roma del futuro en nuestra pro fundad».   ¡Avante pues, apóstoles del código novísimo que al código de Cristo sustituyó el sajón! ¡Proseguid honorables, dignísimos diplómatas del hado manifiesto del mundo de Colón!   ¡Avante bandoleros! La pobre Centro América, cadáver que dejaron veinte años de furor, os va a enseñar qué vale cierta palabra mágica y oiréis por vez primera vosotros esa voz.   ¡Honor! Esta palabra levantó más de un Lázaro; con ella un hombre, él solo a siete mil venció; por ella los puñales que fratricida cólera manchara, saldrán limpios de vuestro corazón.   ¡Entrad! Ya del naranjo tras la fragante atmósfera, cual su hálito pestífero el whisky os anunció. ¡Bebed! El que os inspira conforte vuestro espíritu; él es vuestro entusiasmo, él es vuestro valor.   Seguid, y a sangre y fuego talad cinco repúblicas… Dad al infierno escándalo, a Satanás horror… Mas, ¡ay!, pueda yo un día contemplar dos cadáveres Cartago y sus piratas, vosotros y La Unión.   Para lavar el mundo, cloaca hirviente y fétida, volcó el Diluvio encima la cólera de Dios: que os lave uno de sangre, y en su pureza prístina surja flotando el arca que Washington firmó.   (Costa Rica, mayo: 1856.) (1) forma de la américa intertropical. (2) alúdese al árbol o fruta llamada leche y miel en la Nueva Granada, a la corteza de quina y al guano. *** Tomado de: “Poemas infantiles y otros poemas”. Colección Un libro por centavos Nº 80, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2012.

Luis Vidales hace sonar sus timbres en 1926 para despertar a sus contemporáneos colombianos del sueño romántico, hace una ruptura de los esquemas gastados de la poesía contemplativa o aduladora del poder y decide aventurarse con el verso libre por los difíciles terrenos de la poesía militante, impregnada de sus convicciones políticas. Su poesía exhala humor e ironía, dos ingredientes sustanciales en la buena literatura. El cronista Luis Tejada reclamó para él el título de poeta “en el mejor y más noble sentido de la palabra”. A su amigo está dedicado este poema que desde el título muestra un mordaz juego de palabras.

A LUIS TEJADA. ELEGÍA HUMORÍSTICA
No hay nada qué decirte. Jamás quería decirte nada. Pero aquí –en el periódico– me obligan a escribirte.   Estoy en el escritorio tuyo en el rincón tuyo aquí –en el periódico. Y desde aquí te lanzo mi interrogación. Así.                      ?    ¡Qué serpentina es la interrogación! Pero bueno –qué– ¿se baila bien en el espacio? ¡Los pies deben hacerlo deliciosamente! Y dime: ¿No has visto por allá las cometas que se me perdieron cuando yo era niño? Mándamelas que yo las amo todavía. Quisiera –en cambio–   conseguir que no subiera hasta ti el ruido del mundo cuando está dormido. ¿Suena mucho el mundo oído desde arriba? Óyeme. Llévame llévame contigo. Esta vida es mala. Y se confabulan contra uno. Por ejemplo –de noche –cuando estoy dormido– mi sombra se me va no se sabe para dónde y los pantalones –sonámbulos– salen en el silencio de la noche andando andando. Y mi saco –guillotinado en el ropero– está desmadejado y sus bolsillos ¡oh sus bolsillos! ¡me sacan la lengua sus bolsillos! Y hasta la misma cama es un vehículo que me lleva a regiones desconocidas. Llévame llévame contigo.   Oye lo que te voy a decir. Pero acércate más. Que nadie escuche lo que te voy a decir. Es muy triste. Mira.   LOS RELOJES PIERDEN EL TIEMPO. *** Tomado de: “Suenan timbres (Antología Poética 1926-1986)”. Colección Visor de Poesía, Madrid, 2019.

La trasgresión del canon poético hecha por Luis Vidales fue criticada severamente debido a la obtusa mirada de su sociedad. Al decir de Eduardo Carranza, “sus poemas alborotaron el manso ambiente literario de entonces, escandalizaron e indignaron”. En este monólogo el poeta se pregunta por su papel en el mundo, poniéndose al mismo nivel de todo lo viviente y de todo aquello que lo rodea.

RADIOGRAFÍA DEL POETA

Tengo por este árbol la cortesía adecuada a su secreto

porque los dos nos conocemos

y si protesto

cuando se le cae una hoja

es porque entiendo

que su libertad no necesita de decreto

con el carácter subversivo del río estoy de acuerdo

y no me gusta

el comportamiento de la lluvia en el tejado

por ser un mal comportamiento

pero eso sí me place oír en el armario

el ¡tic! del paso de la Tierra en la noche

o el chorro del agua en el oscuro patio

cayendo

¿de qué planeta que el sueño no conoce?

de tanto contemplar el infinito

la grabación de mi nombre está en mis huesos

o acaso por lo mismo o colindante

el mar errante

diciendo aquí voy haciendo planes

no digan por lo mismo el poeta es un ensimismado

y el absorto mirar le narre que el cuadrúpedo

tiene doble derecho a estar sobre la Tierra

porque todo es un secreto

y todos sin deslindar las aves y las fieras

llevamos el corazón del lado izquierdo

ese yo poeta me pregunto

me pregunto y lo veo

y quisiera que el pan fuera la fruta en los trigales

para banquete del hambriento

y que alguien me resolviera la pregunta

de por qué hay tanto analfabeto

de los nocturnos cielos siderales

si el río Magdalena me lo tratan mal por colombiano

o la rosa desempeña su papel

sin permiso del Estado

ni cortapisas de la ley

y no puede hacerlo nuestro hermano

pues eso pido y aquí voy

más o menos lelo

más o menos impasible

la mancha de mi sombra atada a mi talón

hasta que la muerte me la limpie.

 ***

Tomado de: “El libro de los fantasmas”. Editorial Oveja negra, Bogotá, 1985.

Se dice de Nazim Hikmet que ha sido el más grande poeta turco, el de mayor alcance y resonancia universal. Su palabra libre y cuestionadora del poder, su llamado a derribar ídolos, le hizo enfrentar al decadente Imperio Otomano, siendo joven. Después le significó persecuciones por parte del gobierno republicano anticomunista durante la Guerra Fría. Sus ideas políticas lo llevaron varias veces al exilio y a la prisión, siendo acusado por “crímenes sociales”. La suma de las condenas fue de 61 años y 6 meses. Pasó en prisión 18 años y murió en el exilio.

La poesía innovadora y coloquial de Nazim Hikmet rezuma lirismo y dolor. Es una apuesta por la libertad, por dignificar la existencia humana, un rechazo a la guerra y al abuso del poder. Hikmet iba por el mundo dibujando en las paredes sus “poemas en forma de rayos”. De su estremecedora obra extraemos estos poemas.

ANGINA DE PECHO

La mitad de mi corazón está aquí, doctor,

Pero la otra mitad se encuentra en China,

en el ejército que baja hacia el río Amarillo.

Cada mañana,

cada mañana con el alba,

mi corazón es fusilado en Grecia.

Y cuando el sueño rinde a los presos,

cuando se alejan de la enfermería los pasos últimos,

mi corazón se va, doctor,

se va hacia una vieja casa de madera, allá en Istambul.

Además, doctor, hace más de diez años

que no tengo nada en mis manos

para ofrecer a mis hermanos;

tan solo una manzana,

una roja manzana: mi corazón.

Por todas estas cosas, doctor,

y no por culpa del arteriosclerosis,

ni de la nicotina, ni de la cárcel,

tengo esta angina de pecho.

Desde mi cama

contemplo la noche tras de los barrotes.

Y a pesar de todos estos muros

que me aplastan el pecho,

mi corazón palpita con la estrella más remota.

***

Tomado de: “Nazim Hikmet antología” (Traducción Soliman Salom). Colección Visor de Poesía, Madrid, 1974.

DON QUIJOTE

Caballero de la juventud inmortal:

a los cincuenta años se dejó arrastrar

por su idea, que latía en su pecho.

 

Una mañana de julio salió a la conquista

de lo bello, lo recto, lo justo.

 

Ante sí: el mundo

con sus gigantes

tontos y malos.

Debajo: Rocinante.

Triste, pero heroico.

 

Yo lo sé:

si por azar cayeras en la pura nostalgia

y tienes además un corazón más blando que la nieve,

no habrá más caminos, Don Quijote mío, no habrá más caminos.

Hay que luchar con los molinos.

 

Tienes razón.

Sin duda, tu Dulcinea es la mujer más bella de la tierra.

Sin duda hay que gritarlo a la cara de los hipócritas.

Te arrojarán a tierra.

Te apalearán ferozmente.

Pero tú, paladín invencible de nuestra sed,

seguirás ardiendo como una llama

firme dentro de tu coraza de hierro.

 

Y Dulcinea se volverá doblemente más bella.

 

***

Tomado de: “Nazim Hikmet antología” (Traducción Soliman Salom). Colección Visor de Poesía, Madrid, 1974.