Por Luz Helena Cordero Villamizar
El poeta está inmerso en una vida histórica y de manera abierta o velada siempre se refiere a lo real. Con su expresión creativa interroga, cuestiona, resiste, propone, descubre, o solo sugiere. Algunas veces inventa o imagina otra realidad más grata y esperanzadora; otras, rechaza su contexto, lo lleva al paroxismo, lo combate con palabras como dagas.
Hay poemas que pasman, que sobrecogen, que maravillan; los hay que destilan inteligencia, compasión, y sorprenden en la sutil manera de embestir la realidad. Cada poema es único en su resonancia, no se deja encasillar y está destinado, de manera simultánea, a un interlocutor único y plural, a un tiempo específico y a todos los tiempos.
Un sobrevuelo por miles de páginas de poesía escritas en Colombia nos muestra que muchos versos se han dedicado a contar, pintar y poner en cuestión hechos violentos coyunturales y el paisaje político. Es el caso del denominado poeta nacional, Rafael Pombo, quien utiliza su pluma para hacer una crítica abierta a los símbolos y a la historia patria, que para su época debió significarle animadversión. He aquí estos irónicos versos al bambuco.
EL BAMBUCO Aire y baile popular de Nueva Granada
Rafael Pombo es más recordado por sus estrofas de Rin rin renacuajo, sus gatos bandidos, su viejecita tacaña o los ratones fiesteros, que todos aprendimos en la infancia, y no por sus versos de amor, por su ironía frente a la realidad de su tiempo o por sus posturas insumisas y escépticas. Su obra es miscelánea y dispersa. El poema “Los filibusteros” fue escrito en San José de Costa Rica en 1856 como denuncia de la invasión de los ejércitos norteamericanos a ese país. Hoy que se ha hecho tan común el facilismo en el género poético, que con tanta frecuencia se lanzan manotadas de palabras, sin ton ni son, sorprende el rigor métrico de Pombo para el insulto.
LOS FILIBUSTEROS
Luis Vidales hace sonar sus timbres en 1926 para despertar a sus contemporáneos colombianos del sueño romántico, hace una ruptura de los esquemas gastados de la poesía contemplativa o aduladora del poder y decide aventurarse con el verso libre por los difíciles terrenos de la poesía militante, impregnada de sus convicciones políticas. Su poesía exhala humor e ironía, dos ingredientes sustanciales en la buena literatura. El cronista Luis Tejada reclamó para él el título de poeta “en el mejor y más noble sentido de la palabra”. A su amigo está dedicado este poema que desde el título muestra un mordaz juego de palabras.
A LUIS TEJADA. ELEGÍA HUMORÍSTICA
La trasgresión del canon poético hecha por Luis Vidales fue criticada severamente debido a la obtusa mirada de su sociedad. Al decir de Eduardo Carranza, “sus poemas alborotaron el manso ambiente literario de entonces, escandalizaron e indignaron”. En este monólogo el poeta se pregunta por su papel en el mundo, poniéndose al mismo nivel de todo lo viviente y de todo aquello que lo rodea.
RADIOGRAFÍA DEL POETA
Tengo por este árbol la cortesía adecuada a su secreto
porque los dos nos conocemos
y si protesto
cuando se le cae una hoja
es porque entiendo
que su libertad no necesita de decreto
con el carácter subversivo del río estoy de acuerdo
y no me gusta
el comportamiento de la lluvia en el tejado
por ser un mal comportamiento
pero eso sí me place oír en el armario
el ¡tic! del paso de la Tierra en la noche
o el chorro del agua en el oscuro patio
cayendo
¿de qué planeta que el sueño no conoce?
de tanto contemplar el infinito
la grabación de mi nombre está en mis huesos
o acaso por lo mismo o colindante
el mar errante
diciendo aquí voy haciendo planes
no digan por lo mismo el poeta es un ensimismado
y el absorto mirar le narre que el cuadrúpedo
tiene doble derecho a estar sobre la Tierra
porque todo es un secreto
y todos sin deslindar las aves y las fieras
llevamos el corazón del lado izquierdo
ese yo poeta me pregunto
me pregunto y lo veo
y quisiera que el pan fuera la fruta en los trigales
para banquete del hambriento
y que alguien me resolviera la pregunta
de por qué hay tanto analfabeto
de los nocturnos cielos siderales
si el río Magdalena me lo tratan mal por colombiano
o la rosa desempeña su papel
sin permiso del Estado
ni cortapisas de la ley
y no puede hacerlo nuestro hermano
pues eso pido y aquí voy
más o menos lelo
más o menos impasible
la mancha de mi sombra atada a mi talón
hasta que la muerte me la limpie.
***
Tomado de: “El libro de los fantasmas”. Editorial Oveja negra, Bogotá, 1985.
Se dice de Nazim Hikmet que ha sido el más grande poeta turco, el de mayor alcance y resonancia universal. Su palabra libre y cuestionadora del poder, su llamado a derribar ídolos, le hizo enfrentar al decadente Imperio Otomano, siendo joven. Después le significó persecuciones por parte del gobierno republicano anticomunista durante la Guerra Fría. Sus ideas políticas lo llevaron varias veces al exilio y a la prisión, siendo acusado por “crímenes sociales”. La suma de las condenas fue de 61 años y 6 meses. Pasó en prisión 18 años y murió en el exilio.
La poesía innovadora y coloquial de Nazim Hikmet rezuma lirismo y dolor. Es una apuesta por la libertad, por dignificar la existencia humana, un rechazo a la guerra y al abuso del poder. Hikmet iba por el mundo dibujando en las paredes sus “poemas en forma de rayos”. De su estremecedora obra extraemos estos poemas.
ANGINA DE PECHO
La mitad de mi corazón está aquí, doctor,
Pero la otra mitad se encuentra en China,
en el ejército que baja hacia el río Amarillo.
Cada mañana,
cada mañana con el alba,
mi corazón es fusilado en Grecia.
Y cuando el sueño rinde a los presos,
cuando se alejan de la enfermería los pasos últimos,
mi corazón se va, doctor,
se va hacia una vieja casa de madera, allá en Istambul.
Además, doctor, hace más de diez años
que no tengo nada en mis manos
para ofrecer a mis hermanos;
tan solo una manzana,
una roja manzana: mi corazón.
Por todas estas cosas, doctor,
y no por culpa del arteriosclerosis,
ni de la nicotina, ni de la cárcel,
tengo esta angina de pecho.
Desde mi cama
contemplo la noche tras de los barrotes.
Y a pesar de todos estos muros
que me aplastan el pecho,
mi corazón palpita con la estrella más remota.
***
Tomado de: “Nazim Hikmet antología” (Traducción Soliman Salom). Colección Visor de Poesía, Madrid, 1974.
DON QUIJOTE
Caballero de la juventud inmortal:
a los cincuenta años se dejó arrastrar
por su idea, que latía en su pecho.
Una mañana de julio salió a la conquista
de lo bello, lo recto, lo justo.
Ante sí: el mundo
con sus gigantes
tontos y malos.
Debajo: Rocinante.
Triste, pero heroico.
Yo lo sé:
si por azar cayeras en la pura nostalgia
y tienes además un corazón más blando que la nieve,
no habrá más caminos, Don Quijote mío, no habrá más caminos.
Hay que luchar con los molinos.
Tienes razón.
Sin duda, tu Dulcinea es la mujer más bella de la tierra.
Sin duda hay que gritarlo a la cara de los hipócritas.
Te arrojarán a tierra.
Te apalearán ferozmente.
Pero tú, paladín invencible de nuestra sed,
seguirás ardiendo como una llama
firme dentro de tu coraza de hierro.
Y Dulcinea se volverá doblemente más bella.
***
Tomado de: “Nazim Hikmet antología” (Traducción Soliman Salom). Colección Visor de Poesía, Madrid, 1974.