Comparte esta publicación

Para el taller de periodismo de PUNTO DE PARTIDA la tarea de entrevistar a JUAN BOSCH es inquietante; BOSCH es un personaje antillano tan nombrado como FIDEL CASTRO. Lo más recordado es aquel episodio de la década de los sesenta, cuan­do fue derrocado de la presidencia de la REPUBLI­CA DOMINICANA por un movimiento organizado en el Departamento de Estado Norteamericano. Pero en contraste a su curricular, él es un personaje sumamente sencillo, que en primera instancia desconcierta, por su porte, —espigado, de rasgos europeos—.

Otra de las aristas sobresalientes del mundo de JUAN BOSCH es su faceta literaria. Hay un relato monumental, llamado “La Mujer”, que siempre ocu­pa un lugar en toda antología que se haga sobre el cuento latinoamericano. Empieza por ahí. Con este acento caribeño que retumba en el salón, nos relate la anécdota del cuento.

Tenía 22 años y le escribía una carta a mi amigo Mario. Aquel día me senté en una pequeña habitación de mi casa de madera y comencé poniéndole fecha a la carta, y encabezándola: Querido Mario. Y luego rasgaría esa parte de arriba, que nada tenía que ver con el cuento que había escrito. Recuerdo que mi hermana entró en la habitación y me preguntó: que pasa que te veo tan preocupado?. Le contesté: acabo de escribir un cuento que va a ser traducido a varios idiomas. Cómo se llama?, me preguntó, y le contesté: “La Mujer”.

P.P. Pero maestro, a pesar de ser traducido a va­rios idiomas es poco difundido en Colombia?

J.B. El que no se difundan mis obras se debe al sub­desarrollo. La industria editorial que solamente se había desarrollado en Argentina, Chile, México, hasta ahora establece casas sucursales, de casas españolas, en países como Colombia, Venezuela… . por ejemplo, yo vine a conocer Cien Años de Soledad, años después de haber leído capítulos que se publicaban en lengua española en una revista editada en Paris.

. P.P. A propósito, con García Márquez le une una gran amistad. Cómo se conocieron uste­des?

J.B. El asistió a un cursillo que yo dictaba en la universidad Central de Caracas sobre el cuento. El trabajaba en ese entonces para una revista —creo que se llamaba “Momento”— y claro, cuando llegó allí venia acompañado por una muchacha, que luego resultó siendo Mercedes su esposa. Pero de eso vine a darme cuenta muchos años después. Asistía, tomaba notas… pero se presentó como Gabriel Márquez. Fue lo que yo oí. por lo que creí que era ve­nezolano, ya que ese apellido es muy difundido en ese país. Después leí unos capítulos de “Cien Años”. Pero yo ya había leído La Hojarasca y El Coronel No Tiene Quien Le Escriba, que fueron dos novelas que me impresionaron mucho, pero yo no sabía que ese señor que estaba asistiendo a ese cursillo era García Márquez. No lo identificaba. Luego, recibí una carta., en que me pedía comunicarse conmigo durante una conferencia que yo debía dar en la Universidad de Barcelona. Prácticamente no me di cuenta quien firmaba. De pronto, me levanté y le dije a mi mujer: Carmen! Carmen!, tengo aquí una carta del autor de esa novela que nos ha fascinado tanto. . . Le avisé de mi llegada a Barcelona y lo encontré esperándome con Carmen Balsell, su agente literario, que también es el agente literario mío, en el aeropuerto para llevarme a un hotel. El me dijo que conservaba las notas. . . entonces yo le dije: “pero tú no eras el periodista venezolano de Ia revista “Momento” que asistía a mi cursillo en Caracas?”. Me dijo: “Si, y guardo esas notas. . .cada vez que escribo las releo. . .”

P.P. Gabriel García Márquez le manda las obras que está escribiendo a sus amigos antes de publicarlas, para que le den su opinión. Según entendemos, a usted también?

J.B. A mi me mandó, por ejemplo “Crónica de una Muerte. . .” cuando todavía se titulaba “Crónica de una Muerte Anticipada”.

P.P. De la cual usted escribió una especie de prólogo?

J.B. Yo no escribí prologo. Yo escribí una nota que apareció en una edición que no tengo, por cierto.

P.P. El le sigue enviando los capítulos de sus novelas? Por ejemplo, la que escribe en la actualidad?

I.B. No. Ahora tenemos tiempo que no podemos vemos. Yo no se dónde está. La semana pasada lo estuve llamando y el teléfono sonaba ocupado. . . ocupado. . . entonces en esos días se publicó la noticia de que estaba escribiendo una novela. . . Ah, entonces me dije, ya se por que no me contestan. El es igual a Miguel Otero Silva, que cuando van a escribir, se meten en unos hoteles rarísimos, con luces de colores. . . verdes. . . azules. . . así, todo raro.

P.P. Y usted, para escribir sus cuentos.

I.B. No, no. Yo no escribo cuentos ya.

P.P. No esta haciendo literatura?

I.B. No. Desde hace muchísimos años que no hago literatura.

P.P. Por qué?

I.B. Porque todo lo que escribo es materia política ca.

P.P. Maestro, usted as considerado como uno de los mejores cuentistas de América.

  1. I. B. Sí, pero son benevolencias de los críticos primero, y segundo. . . ya esos cuentos son fósiles. El Ultimo cuento lo escribí en 1960 en el exi Estuve 24 años en el exilio, en el exilio ocurre casi toda obra literaria.

.P. Hablemos un poco de la problemática so­cial que usted pretendía reflejar en sus cuentos.

  1. El que podría considerar mi maestro en el cuento, fue Horacio Quiroga. Yo no habla leído ninguno suyo, porque no llegaban a Santo Do­mingo, como tampoco llegaban los versos de Neruda. No por razones políticas, sino de aisla­miento propio de los países latinoamericanos, producto del subdesarrollo. Yo vine a leer a Quiroga en Cuba. Ya venia luchando contra la tendencia a improvisar. Entonces me esforzaba por descubrir por mí mismo, los secretos del cuento. Nadie había escrito sobre eso, y un buen día a fines de 1939, encontré un libro en La Habana de Horacio Quiroga. Yo había estudiado cuidadosamente a Guy de Maupassant, a Ruyard Kipling, a Edgar Allan Poe. Los estudiaba para ver como se planteaba, cómo se desafiaba el cuento, la estructura del cuento. Y encontré eso en los cuentos de Quiroga.. Además, Quiroga había publicado un decálogo en que dicía a cosas como esta: “El cuento es como una flecha disparada al blanco y todo lo que no caiga en ese blanco impide que sea cuento”. Cosas  de ese tipo. Pero sus cuentos me im­presionaron mucho por la forma en que estaban estructurados. Sin embargo, le hallé una falla a Quiroga —como me ha pasado con Kipling, Poe, Guy de Maupassant— no trataba el tema social, sino simplemente el tema humano y personal con gran maestría. Después conocí algunos cuentistas que publicaban en suple­mentos para periódicos, que se editaban en Nueva York. Cuentos que se distribuían para América Latina. Por ejemplo, había un cuentista colombiano cuyo nombre no recuerdo, que escribía para El Tiempo en sus páginas cultura­les. Eran pocos en esa época, pero ninguno trataba el tema social.

P.P. Entonces podemos decir que la literatura lo lleva a la política?

J.B. No, yo creo que es al revés. La preocupación por el problema social me lleva a la literatura. Mi vocación era la escultura. Pero en un “paisito” tan pequeño y tan pobre, de que iba a vivir? Quién me podría comprar esculturas? a quien le iba e interesar eso. . . yo tenía desde niño un instinto clasista que me dolía mucho para echarme a llorar y me ponía bravo y tiraba piedras. . . esos niños que vivían desnudos, en chozas con pisos de tierra y la mama con las ro­pas rotas atendiendo al hijito. . . eso me desgarraba. Me hacía a un efecto tan grande que no los podía ver llorar. Una vez en Cuba, caminando por las calles de La Habana vi a un niño llorar y no pude contenerme y gritaba: Tiene hambre! Tiene hambre! hasta que mi mujer me dijo: Juan, no reacciones así, que los niños de aquí no tienen el hambre de tú país y las gentes que te oyen se alarman. Eso me duró hasta el año de 1942. De manera que cuando comencé a hacer cuentos, lo que quería era expresar eso. Instintivamente, no de una manera consciente. Entonces escribí el vocativo ese: “Querido Mario”. . . que más tarde se convirtió en “La Mujer”. Pero ese cuento me dominó a mi desde el prin­cipio, sin darme cuenta. . . me liberó de una carga tremenda que llevaba desde la infancia. Porque en ese cuento, a esa mujer el marido le pega. Ella llora, grita… que la defiendan y cuando va por el camino, esa carretera. . . uno la quiere auxiliar, proteger del marido que la golpea, entonces ella golpea al marido con una piedra. Pero yo no domino el cuento, el me dominó a mi; yo no me esforcé para dominar el cuento, hasta que escribí un cuento en La Habana que se llamaba “El Rio y su Enemigo”. Me dije: yo domino este género. Pero, lo que me llevó a escribir fue la carga de preocupación social. Lo que me motivó fue el concepto que tengo. Que la gente debe hacer las cosas bien hechas, o no hacerlas. Y repito, Quiroga fue mi gran maestro, pero a él, no le preocupaba el problema social. Además, no era que mis cuentos eran buenos, sino que eran los primeros cuentos en español, en donde se planteó el problema social.

P.P. Leyendo sus cuentos recientemente, nos conmovió el drama de las inmigraciones hatianas, por lo cual creemos que sus cuentos no son fósiles. Qué es para Juan Bosch vivir en República Dominicana en medio de ese drama?

J.B. Bueno, eso está dicho ahí en ese cuento. Creo que los haitianos tienen todo el derecho a buscar su vida. Todo el que nace tiene el derecho a buscarse la vida en la forma en que tiene que buscarla. Hay algunos que matan y no podemos impedirlos. La vida es dura. Cuando alguno me dice que Haiti nos está invadiendo, yo le digo: bueno como nosotros tenemos un millón de dominicanos en E.E.U.U. y ellos tienen derecho a meterse allá para vivir mejor, entonces los haitianos tienen derecho a cruzar la frontera y meterse aquí. . . ahora, ese cuento fue escrito en 1943 en Cuba y se llevó un premio: el premio Hernández Catá. y con el dinero de ese premio, me casé.

P.P. Los escritores del denominado “Boom” latinoamericano, se cuestionan la injusticia social a través de la novela: Roa Bastos, Carpentier, el mismo García Márquez… en ese sentido, cual es el secreto del cuento?

J.B. El cuento es Ia condensación en forma literaria de una tragedia o una situación crítica que tiene sus leyes propias y, que en su origen tiene mucho que ver con la poesía, porque el poeta inventa, necesita inventar una manera de expresar sus conceptos, ilusiones o desilusiones, dentro de una música determinada. En el cuen­to, lo que rige es la capacidad de condensación, y sorpresa, aunque no tenga un final inesperado. Tiene que sorprender al lector, presentándole a este la situación que no conocía, o, que si la conocía, no la conocía expresada de esa forma. Esa es la clave del cuento.

P.P. De alli que usted involucre el elemento fantástico en sus cuentos?

J.B. Cuando yo escribí “Dos Pesos de Agua” en diciembre de 1937 —el último que escribí en República Dominicana— entre los personales están las ánimas del purgatorio. No se si aquí en Colombia hagan parte del folklor, pero son las que rigen el clima. Es posible que cuando escribí ese cuento o “El Socio”, en donde uno de los personajes es el Diablo ya se sintiera la necesidad de crear eso que luego se llamaría el realismo mágico, que ha dado su cultivador maestro en García Márquez. Me preocupaba Ia condición de desvalimiento de las pobres gentes ante una naturaleza desbordada —el diluvio– que obligaba a las pobres gentes a emigrar, en un país en donde no habían comenzado las migraciones a las ciudades, o cuando escribi “El Socio”, lo que me preocupaba era plantear la lucha entre el campesino sin tierra y el latifundista que era socio del Diablo, era el Diablo quien lo protegía, hasta que el campesino se enfrentó con el hombre y macheteó al latifundista. No le tuvo miedo a pesar de que su socio fuera el Diablo. Adán Matías no le tuvo miedo ni a él, ni al socio.

       A partir de se momento nos vemos tentados en preguntarle de temas políticos, esencialmente. Y tal como ya lo ha venido sugiriendo en sus respuestas, es mayor su pasión por la política que por la literatura. Su acento caribeño suena con más fuerza, hay más excitación de los rasgos de su cara.

P.P. Cuéntenos algo sobre ese momento que fue derrocado de la presidencia de la República Dominicana.

J.B. Al ser derrocado, fuí reemplazado por una junta nombrada por el Departamento de Estado de los E.E.U.U. Lo que había hecho el gobierno de Roosvelt no había sido hecho nunca en la historia. Eso no se conoce. En Ia epoca que Kennedy fue presidente se iba a sacar un documento sobre este escandaloso hecho, pero al fin optaron por no hacerlo, ya que el aspiraba ala reelección y su imagen quedaría maltrecha. Todavía hoy no se han publicado documentos relativos al golpe. He mandado gente a los archivos de Washington, pero se han negado. Aun más, el presidente se ha negado y ha decretado prolongar por cinco años más el tiempo para divulgar la investigación, pensando que me voy a morir en cinco años, pero yo de maldad voy a vivir por lo menos seis.

P.P. Es usted marxista?

J.B. Si, yo me convertí al marxismo después del golpe; cuando leí a Marx y a Engels.

P.P. 0 sea que usted se hizo marxista por odio a los americanos…

J.B. No, yo me declaré marxista en Paris en 1969, después de leer a Marx y a Engels.

P.P. Bueno, cuentenos qua pasó con el legendario coronel Caamaño?

J.B. Cuando el coronel se levantó y encabezó la rebelión, yo me encontraba en Puerto Rico; pero no me dejaron volver a R. Dominicana. En realidad el movimiento fue encabezado por otro coronel que murió. Yo llamé por teléfono al general Caamaño y le pedí que se declarara presidente. El me dijo que no podía aceptar eso, que yo era el presidente, que ellos estaban en la lucha no por cargo, sino por posición. Yo le contesté que no le estaba consultando sino dándole una orden.

P.P. Después de su derrocamiento Caamaño desapareció. En realidad qué ha pasado con él?

J.B. No se sabe dónde está, dónde lo mataron, dónde lo enterraron. Caamaño llegó al país al comenzar el año de 1973. Llegó sin avisar a nadie. Primero estuvo en Holanda, luego desaparece y aparece en Cuba. Salió de Cuba y llegó a Republica Dominicana con ocho hombres. Se internó en un sitio inhóspito. Quienes mantuvieron contacto con él fueron los lideres del P. Comunista; le dieron planos del sitio, por donde debería entrar. Pero yo no me explico como un hombre como Caamañio, un militar como él; llegó a un sitio donde no había sino lagartos, una región montañosa completamente pelada sin un árbol, allí no se podía conseguir ni una gallinita.

Un dia se dió la noticia que Caamaño había muerto. A los pocos dias de haber llegado lo mataron y nadie sabe donde lo enterraron. Cuando el llegó tuve que irme a la clandestinidad. Tumbaron mi puerta. Porque el Dr. Balaguer aprovechó la llegada de Caamaño para perseguirme, el creía que yo seria candidato a Ia presidencia en las próximas elecciones por el Partido Revolucionario Popular. El no sabía que no iba a ser candidato de ese partido, porque estaba corrompido, no era alternativa, era un conjunto de gente que le interesaba los negocios. En ese arto abandoné ese partido y fundé el Partido de la Liberación Dominicana.

P.P. Que perspectivas tiene con el P.L.D.?

J.B. No creo que tenga un apoyo mayoritario. Nos hemos cuidado mucho que no caiga en convertirse en un partido populista. No es de personas sino de organismos. Ni yo puedo decidir.

P.P. Quo posibilidad tiene un partido con estas características, con mucha calidad política pero sin apoyo mayoritario?

J.B. Participamos en las elecciones porque sino quedamos ilegalizados de acuerdo con Ia ley, pero también la participación en la campana electoral nos permite entrar en sectores del pueblo para organizarlo según sus intereses, no hacemos campaña para ganar elecciones.

P.P. Es usted marxista-leninista?

J.B. No, soy marxista. Aclaro que no soy leninista porque Lenin era un genio de la táctica y yo no soy un genio, en .cosa parecida. Yo creo que la única persona que tiene derecho a decir que es marxista-leninista es Fidel Castro.

P.P. Cree que hay otras alternativas además de las urnas?

J.B. En países subdesarrollados como los nuestros no se pueden hacer adivinanzas. La política que ha de seguirse te la dan los acontecimientos. La revolución rusa no hubiera participado en una guerra contra Alemania pero si hubiera participado como aliado de Alemania tampoco habría podido hacer la revolución. Lo importante es disponer del instrumento pare canalizar los acontecimientos.

“P.P. Qué opina del informe Kissinguer sobre el problema centroamericano?

J.B. Lo que vaya a suceder en Nicaragua y en El Salvador será después de las elecciones norteamericanas. Figúrese, si los doscientos soldados muertos en el Líbano sacaran a los E.E. U.U. y los cincuenta mil muertos del Vietnam están allí presentes. Si en una eventual invasión a Nicaragua mueren 500 soldados estadinenses Reagan no gana las elecciones.

P.P. Pero si se agiliza el proceso revolucionario salvadoreño antes de las elecciones en los E.E.U.U.?

J.B. El problema de Centroamérica es un problema de todos los revolucionarios latinoamericanos. Ese es el destino y al destino hay que hacerle frente. lAy de America Latina si permite que tropas americanas invadan Nicaragua!

P.P. Parece que la juventud actual olvida los grandes episodios revolucionarios latinoamericanos. Cuál es su llamado en ese aspecto?

J.B. La prensa esta aliada a los intereses imperiales y no quiere que el pueblo haga conciencia de su historia.

Yo considero que nadie puede tener los conceptos revolucionarios y del mundo. El tiempo es la medida del movimiento de la materia, pero la materia se mueve en una sola dirección. La tierra se mueve de este a oeste, alrededor del sol, pero siguiendo el impulso de la rotaciOn, eso determina que el tiempo siempre se mueve en una sola dirección: del pasado al futuro, y hay una sola manera de evitar que eso no sea asi y es parando la rotación de la tierra, y no hay fuerza tal, ni en el universo, ni en la humanidad. Entonces en el futuro esta siempre lo mejor.

P.P. Qué piensa del grupo Contadora?

J.B. Contadora es un plan que enfrenta el imperialismo y como tal hay que apoyarlo públicamente, sobre todo Ia juventud universitaria.

P.P. Pero algunos sectores universitarios de izquierda ven que un apoyo a Contadora es aliarse con la política interna de los gobiernos que pertenecen al grupo?

J.B. La política interna no puede sobreponerse a la internacional ni la intemacional a la interna. Hay que hacer en cada momento lo que en cada momento es necesario, como lo dijo José Marti. Que si hay que apoyar al presidente colombiano eso no importa. Otra cosa es que B.B. nos haya dado un puesto y por eso haya que apoyarlo. B.B. favorece la lucha contra E.E.U.U. y hay que apoyarlo. En America Latina los estudiantes revolucionarios confunden la táctica con la estrategia y no se dan cuenta que lo importante es el fin que se persigue y no los medios. Esos medios pueden ser los más repudiables, pero si hay que usarlos, hay que usarlos. Lenín negoció con los militares alemanes para que lo llevaran a Suecia en un tren militar. Porque tenia que llegar a Rusia y sino llegaba quedaba por fuera de los acontecimientos.

Es interminable la temática que fluye de Bosch, de su experiencia política y literaria vivida a través de sus 75 años de existencia. Ahora nos habla de Sábato. Considera que es un reaccionario decente (no como Vargas Llosa que es un reaccionario indecen­te), pero una gran persona; por eso no es raro lo que esta haciendo como Presidente de la Comisión de Desaparecidos Argentinos. Este es el formidable Juan Bosch el cuentista, novelista, periodista y político Dominicano. Con sus palabras y su diáfana mirada que parece reflejar en sus ojos claros, el bamboleo ardiente y pausado pero ruidoso que trae el mar de las Antillas, anunciando que el vientre esta preñado de peces dorados, hipocampos, anguilas, bucaneros y una gran angustia que busca liberar sus sueños para siempre.

Taller de Periodismo Punto de Partida, Carlos Alfonso Otero – Mario Ramírez  – Álvaro Monterroza  – Armando Neira